Romantic Oneshot: Oneshot~ "Cuestion de suerte" (DongWoo x Hoya) LEMON :3
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martes, 8 de diciembre de 2015

Oneshot~ "Cuestion de suerte" (DongWoo x Hoya) LEMON :3

Holaaaaaaaaaaaa!!!



Título: "Cuestion de Suerte"
Tipo: Yaoi ^^
Duración: 1
Pareja: DongWoo x Hoya
CAPITULO UNICO
Grupo; INFINITE ♥

Narra Dong Woo:

        Dicen que  si encuentras una moneda en la calle, la suerte en tu vida cambiará,  y  eso fue lo primero que pensé al levantar una moneda dorada del suelo.
La observe por un instante y la guarde en el bolsillo  del pantalón, seguí caminando por la ciudad rumbo al trabajo.
Una mañana agradable para caminar, estirar las piernas  de vez en cuando es bueno. Disfrute la brisa , el cielo celeste y las hojas de los arboles tan verdes, eran de esas pequeñas grandes cosas que debemos  apreciar.
El reloj de la gran avenida marcaban las 8:00 hs, apure mi paso  para no llegar tarde.
El edificio era alto  y elegante, estaba allí frente a  mi. El semáforo cambio sus luces dando  verde, los peatones comenzaron a caminar rápidamente, la ciudad se veía viva a esa hora .
Antes de entrar por la gran puerta de cristal visualicé  la puerta del ascensor, estaba lleno de gente, me quedé esperando el siguiente turno para subir al ascensor.
“No se porque trabaja tanta gente aquí” pensé. Me dirigí a las escaleras,  al fin y al cabo mi oficina no queda  tan lejos, el tercer piso me esperaba.
Cuando por fin llegue, me quite el saco y lo deje en el perchero, luego me senté en  sillón frente al computador, dispuesto a ponerme trabajar.
Sonaron dos golpes en la puerta...
-Adelante, pase-dije sin dejar de mirar la pantalla del computador.
-Buenos días, señor-dijo la dulce voz femenina, que no era mas que una de las chicas de administración de la empresa.
-Buenos días- dije y al mirar la joven vi que estaba acompañada  de alguien.
Un joven, serio, me miraba atentamente, sus ojos me parecieron interesantes bajo sus cejas algo pobladas y oscuras, como su pelo.
-Permitame presentar al señor Lee Ho Won ,se instalo en la oficina de al lado, hoy trabajará junto a usted para que lo ponga al tanto de nuestros proyectos- dijo la joven administrativa.
Me puse  de pie  frente a él,  haciendo una reverencia de bienvenida.
-Bienvenido a esta empresa, señor Lee-dije cordialmente.
-El gusto es mio, espero poder aprender  de esta empresa- contestó él, sin dejar de mirarme a los ojos.
-Permita presentarme, mi nombre es Jang  Dong Woo, en caso de cualquier consulta, no dude en preguntarme- dije, con una educada sonrisa.
Luego de la presentación formal la joven  se marcho de la oficina cerrando la puerta tras de si, sus zapatos de taco resonaban en el pasillo.
-Tome asiento-dije.
El joven, se acerco al escritorio para  comenzar a trabajar. Mire sus manos, se notaba algo nervioso, me hizo recordar a mi mismo, hacía unos  tres años atrás, cuando  había entrado por primera vez a trabajar en esa compañía.
Comencé a mostrar el proyecto en la pantalla y este se mostró interesado en cada detalle, parecía que nos entenderíamos rápidamente y así fue.
Los días pasaron  y nuestro trabajo hacia que nos quedáramos hasta tarde  en la oficina, nuestra confianza fue creciendo y los lazos de amistad también.
“Es grato tener un compañero de trabajo por fin, luego de tres años trabajar  en una oficina  solo”
Una tarde terminamos temprano nuestro trabajo, lo invite a  tomar algo y con gusto decidió acompañarme.
Entre risas y bromas bebimos varias botellas de Soju y cervezas,  al parecer era de buen beber, se transformo en mi amigo, mi compañero inseparable.
La moneda dorada que habia encontrado hace unos dias, la guarde como un tesoro dentro de un cofre en la biblioteca de la oficina.
Hoya -como le gustaba que lo llamaran sus amigos- termino su trabajo antes y decidió acompañarme  en la oficina.
Afuera habia comenzado a  caer la tarde, el cielo se veia de colores rosa, el sol se ocultaba y yo estaba trabajando  duro para terminar mi proyecto que esta vez se habia hecho intenso y complicado.
-Vuelvo en unos minutos- dijo cerrando la puerta tras de si.
-Estare aqui terminando esto- dije tecleando el computador y editando mi trabajo.
La puerta se abrió después de un rato y Hoya entro con unas bolsas en sus manos.
-Traje algo de comer y refrescos, debes estar hambriento- dijo con una sonrisa, luego se sentó a  mi lado para ayudarme  en el computador.
-Gracias- dije y lo ojee un segundo sin que se diese cuenta de que lo observaba, se veía bien con esa camisa, los músculos de sus brazos se marcaban tan bien... Podía  sentir el aroma de su  perfume, me gustaba, me  daban  ganas de acercarme más a el.
-¿Dong Woo quieres  tu refresco ahora?- dijo y me miro.
Me quede  sorprendido, me di cuenta  de que mi amigo me gustaba y deseaba mas que nada  el abrazarlo fuerte, pero no sabía como lo tomaria, asi que solo asentí... “Parezco un tonto” pensé al instante.
Hoya se acerco mas a mi, mirando el computador, se encontraba tan cerca ..
Giro su cabeza y me miro a los ojos, tomo  mi rostro  entre sus manos y luego de lo que pareció una eternidad... beso mis labios con la suavidad de un roce.
Mi corazón se aceleró y justo cuando se separó un milímetro de mis labios, lo tome de su cuello  atrayendolo a mi boca.
Cuando nos separamos, nos miramos y  sonreimos, nos volvimos a besar una  y otra vez.
El trabajo quedo alli en la pantalla del computador.
-Deseaba esto- dijo Hoya- Deseaba tus labios desde que te vi por primera vez... Y no se si podré detenerme...-
Lo miré a los ojos unos instantes y tomándolo del nudo de la corbata, lo atraje hacia mi. Lo besé con pasión, con ternura, con todo lo que había ocultado durante tanto tiempo.
-No quiero que te detengas- respondí tras una mirada cómplice, me tomó el rostro y me besó con la misma intensidad.
Poco a poco, su lengua lamió mi labio inferior y se adentró en mi boca, mi lengua batalló con la suya, danzaron y eso fué el detonante.
Como pude, desaté el nudo de su corbata,  ansioso, demasiado ansioso. Mientras tanto, sus manos bajaban por mi espalda, siguiendo por mi espalda baja, apretandome el trasero con sorna, acto seguido, atrayendo sus caderas a las mías
-Dios...- dije exaltado al notar su erección contra la mía, se sentía tan bien... tan... dura.
-Y creí que era solo yo el que cargaba con un problema en estos momentos...- susurró sobre mi cuello, comenzando a besarlo con ímpetu.
Un inminente cosquilleo sobre la piel de mi cuello, algo que enviaba varias corrientes eléctricas  por mi columna vertebral, bajando al fin a mi parte baja.
Notaba sus dientes pasearse por mi nuez, no podía detenerse.
A las afueras de la oficina, notábamos el ruido a los papeles, las conversaciones y los tecleos rítmicos de las computadoras. Sin embargo, tras aquellas cuatro paredes insonorizadas, solo era nuestro mundo, solo era su respiración agitada y la mia.
Le desabroché esa camisa blanca que me volvía loco, algun que otro botó salió despedido a algun lugar de la oficina.
Poco a poco, sus caderas me empujaron hacia mi escritorio. Los papeles simplemente se regaron por el piso, empujé con una mano todo lo que había sobre el escritorio de roble.
Hoya se sonrió frente a mi y yo me subí sobre el escritorio, mordiéndome los labios. Se quitó la camisa y por fin pude ver su torso. Tenía la piel suave, demasiado suave. Los abdominales se le marcaban apenas, no me pude resistir a acariciarlo, pellizcarlos con las puntas de mis dedos.
Me mordí el labio inferior una vez más y, noté sus hábiles dedos desprenderme la camisa.
Pronto, notamos murmullos cerca de la oficina, por lo que nos miramos unos segundos...
Hoya se sonrió y paseo sus dedos por mi torso, concentrándose en mis pezones, pellizcandolos, rotándolos un poco, antes de inclinarse hacia mi, atrapándolos entre sus labios, mordiéndolos, hasta dejarlos en punta. Pequeños gemidos se escapaban de mis labios, no podía evitarlo.
Mis dedos se enredaron en su cabello, atrayendolo más hacia mi cuerpo. Oí el sonido de un cinturón desabrocharse y junto a éste, el sonido del cierre de su pantalón. Aproveché que se había desabrochado los pantalones para internar una de mis manos en su ropa interior, unos boxers blancos.
Podía notar aquel bulto palpitar bajo mi tacto, lo apreté mínimamente y oí un quejido de su parte, me miró encantado y me regaló una líbida sonrisa.
Una vez más, notamos ruído a las afueras de la oficina, aunque, esta vez, una silueta apareció en la puerta.
Nos miramos a los ojos y, en lo que pareció una fracción de segundo, Hoya se colocó su camisa y prendió los botones rápidamente, sentandose pronto en la silla junto al escritorio, empujandome bajo el escritorio de madera.
Oí como abrían la puerta y vi sus pantalones deslizarse cada vez más hacia el suelo.
-Hola Hoya, ¿Donde está Dong Woo?- preguntó Sung Kyu, uno de nuestros amigos, trabajabamos con él a menudo.
-Se ha ido hace unos momentos, ¿Que necesitabas?- preguntó Hoya y aún por debajo de la mesa, asomándome un poco, vi su sonrojado rostro.
Suspiré y miré aquel bulto bajo su ropa interior.
Me pasé la lengua por los labios y luego los mordí, estiré mi mano y con cautela, acaricié la cara interna de sus piernas. El chico dió un respingo y no pude evitar sonreirme.
Tragué saliva y aún de rodillas, abrí sus piernas.
Hoya se apoyó sobre la mesa y tiró su cuerpo hacia delante.
-¿Porqué estan todas las cosas en el piso?- preguntó Sung Kyu.
-Tuve una discusión con Woo, nada serio, me-me ha dejado todo el trabajo a mi- contestó, abriendo mas sus piernas. ¿La razón? Había masajeado con ímpetu su entre pierna.
-Da igual, creo que me puedes ayudar. Necesito...- empezó a decir, hablaba de unos papeles, de unos números, de temas vagos, temas que no me importaban.
Recorrí con mis labios los sitios por los que mis manos habían pasado, me sentía poderoso, me encantaba notarlo estremecerse bajo mi tacto.
Hoya contestó a sus preguntas con un poco de dificultad, puesto a que estaba cada vez más sonrojado. Se lo veía tan adorable de esa forma, tan adorable que quise dar el siguiente paso... Mi lengua se coló por la cara interna de sus muslos hasta llegar a su ropa interior, que, se me hacía cada vez más molesta.
Me colé bajo la tela y, con ímpetu, lamí la piel de aquella zona. El chico pareció derretirse ahí mismo, parecía tartamudear el doble.
Ya, cansado de aquellos boxer, los bajé poco a poco, viendo al fin, lo que cargaba. Tuve que tragar saliva, anonadado. Era grande, y estaba hinchado, bastante hinchado ya. Con las manos temblorosas, me aventuré a tomarlo y  mover ambas manos sobre aquel venoso eje.
-Aghn- lo oí quejarse.
-¿Estas bien?- preguntó Sung Kyu.
-Si, me duele un poco la cabeza- dijo y no pude evitar tomar aquellas palabras en doble sentido.
Continué con el movimiento de mi mano sobre su polla, viendo como abría cada vez más sus piernas, aumentando cada vez el ritmo. Aunque, yo no era de piedra... por ende, me bajé los pantalones con lentitud, cuidando de que nuestro amigo no se percatara de nada.
Cuando al fin estuve libre de presiones, comencé a masturbarme a mi mismo. El placer y la pasión me estaban llevando a lugares que ni yo mismo conocía.
Noté mi mano derecha cada vez más mojada, miré su hinchazón y noté líquido comenzar a salir.
Los dientes y la lengua me cosquillearon, invitándome a probar, a probarlo...
Me acerqué aún más a él, cuidando de no hacer ruido. Con un poco de timidez, pasee mi lengua por su falo y oí respirar de forma agitada. Encantado por su reacción, volví a lamerlo, esta vez, sin detenerme.
Hoya temblaba y le estaba costando hablar dos palabras seguidas.
-¿Quieres que llame a un doctor?- preguntó Sung Kyu, preocupado.
Cuando el chico fué a responder, no fui capaz de resistirlo, engullí su miembro hasta donde me lo permitió mi garganta.
Un fuerte golpe resonó contra madera. Hoya se inclinó en el asiento hacia adelante, yo sonreí y me heché hacia atras.
-Nogh, no es ne-necesaaario- contestó, y lo introducí una vez más en mi boca, succionando. No podía mantener mi boca quieta, mi lengua se movía por si sola.
Aumenté el ritmo poco a poco, masajeando sus pesados testículos, encantado por sus reacciones.
Sung Kyu no paraba de hablar, sin embargo, yo no pensaba detenerme. Succioné con fuerza el glande y noté la voz de Hoya.
-No me siento muy bien, me iré a casa, luego llama a Dong Woo-
-¿Quieres que te acompañe?- preguntó el chico, Hoya negó y el otro dijo: -Esta bien, mejórate-
Y la puerta se cerro, yo me alejé de él y Hoya se levantó, apagó las luces y lentamente bajó el pestillo de la puerta, trancándola.
Salí de mi escondite, mordiendome los labios, saboreandolos.
-¿Donde has aprendido?- preguntó el chico, acercándose.
-¿Lo que?- pregunté, sonriendo, notando sus manos aferrarse a mi cintura.
El chico rió y se abalanzó hacia mis labios, besándolos una vez más, con pasión, con fuerza. Noté sus dígitos bajar por mis caderas, introduciendose al fin en mi ropa interior, tirando de ella, bajandola cada vez más.
-¿Sabes? Una de mis fantasías es hacerlo en esta oficina- susurró sobre mi piel, mientras sus manos se entretenían aferrandose a mi trasero.
-¿Hacerlo sobre la mesa? Uff, si. Me encanta la idea- respondí y él, con una sonrisa, me obligó a apoyar el pecho contra la mesa.
-Bonita vista de tu culo en pompa- comentó y yo me ruboricé.
Lo noté posicionarse detrás de mi, apoyándose por completo contra mi trasero. Movió sus caderas, simulando unos lentos envites, unos muy dulces envites.
Ante la anticipacion, no pude dejar de gemir, notaba su miembro retregarse entre mis glúteos y pronto, noté el sonido de sus dedos ensalivándose. Cuando los creyó suficientemente lubricados, comenzó a adentrarlos en mi interior. Al principio, noté molestia, mucha molestia, hasta que, sus dedos acariciaron un punto dentro de mi, un punto que me hizo delirar.
-Ahh~- gemí, arqueando mi espalda.
Oí su risa y un segundo dedo entró en mi interior, moví mis caderas buscando más contacto. Aquellos dígitos se retorcían en mi interior, no podía respirar con normalidad, jadeaba con parsimonia y ocultaba mi rostro entre mis manos.
Tras un tercer dedo retorciéndose en mi interior, sentí a Hoya romper con sus dientes, el pequeño envoltorio metálico.
-¿Estas listo?- preguntó, apoyando su pecho contra mi espalda, besandome los hombros, mordiendolos apenas.
-Mmhm- respondí, aún con el rostro entre mis manos.
-Mírame- pidió, a modo de susurro.
Tragué saliva y, aún avergonzado, me giré mínimamente a mirarlo.
-Te amo- comentó Hoya, sonriendome.
Me ruboricé como nunca antes y me estiré a besarlo.
-Tambien te amo- respondí y vi esa sonrisa una vez más.
Volvió a erguirse y, tomando su miembro, con la máxima delicadeza, empezó a adentrarse en mi.
Me retorcí, entre el dolor y el placer. ¿Es que existía algo más incómodo y a la vez tan excitante?
Notaba cada centímetro adentrarse cada vez más y más, hasta que se detuvo, completamente en mi interior, quedandose inmovil.
-No quiero hacerte daño- dijo, entrecortado, intentando respirar normalmente.
Tras unos minutos de incomodidad, sin poder contenerme, moví mis caderas, indicandole que estaba listo. Sus manos vagaron por mi espalda hasta llegar a mis hombros. Se retiro y volvió a empujar sus caderas.
-Ah~- gemí y ese fué el primer gemido de tantos venideros.
Me sentía arder, Hoya parecía no tener intenciones de detenerse, sus manos, que, aún tomandome por los hombros, me atraía aun más hacia sus envites. Pronto, una de sus manos me tomó por el cabello, tirando de él.
Se movía con fuerza, con rapidez, con ímpetu.
-Asi, así, más- pedí, entre cortado, sin saber que su próximo envite daría en es punto justo, ese punto que me llevó al limbo mismo.
Mi espalda se arqueó y al siguiente movimiento de su parte, lo recibí con el doble de dicha.
Me sentía cada vez más cerca, estaba a punto de acabar cuando, sentí una de sus calientes manos al rededor de mi falo, moviendose a la misma velocidad de la que él entraba y salía.
-Me... Me voy a correr~- gemí, entre jadeos y gemidos.
-Córrete para mi-
Y fué la gota que rebasó el vaso.
Me vine en su mano como nunca lo había hecho antes, me sentí flotar y tocar el cielo mismo. Notaba mi cuerpo temblar por el inminente placer y, pronto, su caliente esencia se derramó en mi interior.
Sus manos se aferraron a mi y desfalleció sobre mi espalda.
Oí sus entre cortadas respiraciones a mi lado.
Tras unos minutos de descanso, vimos as luces a las afueras de la oficina apagarse, nos miramos, y sonreímos.
Sus ojos oscuros me miraron  de forma graciosa, picara a la vez, sus labios  se movieron  con una mueca  y de ellos solo escuche su voz suave:
-Estoy listo para otra ronda, ¿y tu?-
Me enderecé como pude y me giré, tomandolo por la cintura y atrayéndolo hacia mi.
Hoy en dia, vivimos  juntos, queriendonos cada dia mas.
Sigo guardando la moneda en el cofre, la misma moneda que encontré  el dia que Hoya llego a mi.
Vaya si te cambia la vida una moneda, vaya que cambia la suerte...cambio mi vida y hoy lo amo mas que nunca...

Fin <3

asjdlahjdahsdj Espero que les haya gustado ^^~

Gif Time:


Omma Yaoi~

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