Romantic Oneshot: Oneshot~ "Fuegos Artificiales" (Jin x Fan)
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viernes, 11 de diciembre de 2015

Oneshot~ "Fuegos Artificiales" (Jin x Fan)

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!


Título: "Fuegos Artificiales"
Tipo: Hetero ^^
Duración: 1
Pareja: Jin x Fan
CAPITULO UNICO
Grupo; BTS ♥

Narra Jin:
       
        Noté mi cuerpo temblar con fuerza. ¿Porqué me hacía sentir tan débil?
La miré a la distancia, suspirando. El traje de ejecutiva la hacía ver demasiado bien, las gafas, la camisa blanca un poco escotada, la falda negra y los zapatos de tacón.
Me quedé colgado, mirándola, como un tonto. Tras dejar otro suspiro en el aire, volví a teclear en la computadora.
-Profesor, ¿puede ayudarme?- preguntó uno de mis alumnos. Al verlo con su máscara de Scream, no pude evitar reir.
-Dime, Lee- respondí, antes de levantarme de mi lugar y acompañarlo a buscar los grandes parlantes del colegio.
Mi trabajo era como cualquier otro, un profesor de Historia que, aquel 24 de diciembre, tenía que cuidar de una clase de treinta y cinco alumnos.
Al menos, eran bastante tranquilos.
-Profesor, ¿puede venir un segundo?- preguntó una de las jóvenes de la clase, tirando de mi chaqueta.
Les dije a los alumnos que acomodaran los parlantes de las esquinas del gimnasio, mientras que seguía a la joven, una joven monja.
En aquellas fechas, como era costumbre, el colegio en el que trabajaba, organizaba una fiesta de disfraces Navideña.
A mis veintiséis, aún seguía soltero, esperando encontrar a la indicada, a una mujer que me hiciera temblar de pies a cabeza, a una mujer que me hiciera sentir un tonto al mirarla.
Al volver a la clase, el olor a los pastelillos, ponche, tartaletas y dulces, me dejó un poco anonadado.
-¿Que opina de la decoración?- preguntó la monja.
Alcé la vista, mirado los globos, las estrellas blancas y las cintas de colores.
-La verdad, es que esta muy bien- respondí, felicitando a todos los que se habían encargado de la decoración, sin embargo, no pude evitar mirarla una vez más, aunque sea, unos segundos.
"¿Puedes controlarte? Pareces un adolescente con las hormonas alborotadas" me dije a mi mismo, aplaudiendo a la clase entera, sumandome al bullicio de todos.
Ella, era una de mis alumnas, una chica extranjera, una chica delicada y encantadora. De miradas arrebatadoras y dulces. No podía mirar a la gente a los ojos por mas de dos segundos seguidos. Una muy buena estudiante y, para colmo, una de mis mejores alumnas.
Las gafas negras hacían resaltar sus ojos, y, su cabello caía con gracia sobre sus pómulos, apenas rozando su rostro. ¿Por qué era tan bonita?
Y, las cosas se complicaban aún más, al recordar que tenía solo diecisiete años.
Era imposible no mirarla, era... atrayente, demasiado exótica...
Al mirar la hora, me asombré, ya quedaba menos para la gran fiesta.
-Profesor, ¿A que hora piensa ponerse su disfraz?- preguntó uno de los alumnos del aula.
No pude evitar sonreir.
-Yo ya estoy vestido- respondí, causando la risa de algunos.
-¿No piensa sorprendernos?- preguntó otra de las jóvenes.
-Pues, así es como me mostraré esta noche, así soy. Desde hace cuatro minutos, he dejado de ser su profesor chicos, al menos oficialmente, así que, no, me disfrazaré- contesté mirandolos a todos, deteniendome unos segundos más en aquella chica.
-Increíble tesiruta profesor, pero, de todas formas, exigimos al menos un elegante traje para Navidad- argumentó una de las chicas, mostrando una caja en papel de regalo.
La extranjera, se acercó a quien habló primero y tomó la caja.
Como tantas otras veces, caminaba hacia mi, aunque, esta vez, como pocas veces, la miré a los ojos. Parecían más brillosos de lo común aquel día, y me encantaba.
-Nuestra clase ha hecho una colecta, y, compramos esto, esperamos que por la noche, se lo ponga. Es una forma de agradecer todo lo que ha hecho este año por nosotros. Muchas gracias- dijo e hizo una reverencia.
-Yo... yo debería ser el que está agradecido con ustedes, me han enseñado muchísimo este año, y no voy a olvidarlos... A ninguno de ustedes- contesté y pronto, todos se unieron a abrazarme. No pude evitar reir emocionado, aunque, tambien un poco avergonzado, puesto a que aquella chica, me abrazaba con fuerza.
Al pasar las horas, nos fuimos reuniendo en el gran gimnasio, sin embargo, no podía ver mucho más allá de los profesores.
-Seok Jin, ¿Simplemente no trajiste disfraz?- preguntó uno de mis compañeros de trabajo.
Me reí junto al resto del grupo, cuando, ella apareció en mi campo visual, entre tanta gente.
Estaba parada bajo el gran árbol de navidad, mirando las decoraciones con una sonrisa. Dejó una pequeña carta en una de las tantas ramas del árbol y con una sonrisa, suspiró.
Pedí disculpas a mis compañeros y me acerqué a ella.
No pude dirigirle la palabra al principio, sinó que, ambos miramos el gran árbol, notando las luces tintinear con delicadeza frente a nosotros.
-¿Una carta para un chico que te gusta?- pregunté, intentando buscar algun tema de conversación.
Ella se sonrió y asintió, antes de girarse un poco para mirarme.
Noté la bilis subirme por la garganta, miré el suelo y tragué saliva como pude.
Así que había alguien...
"Por supuesto que hay alguien, alguien que no eres tu" me dije a mi mismo, mordiendome los labios por dentro...
Si, era un estúpido.
La miré un instante mientras ella se acomodaba los mechones de cabello detras de su oreja.
-¿El leerá tu carta si la escondes tanto?- pregunté, y ella cruzó mirada con la mía, ruborizándose como siempre.
-Pues, eso creo, con suerte se dará cuenta de lo que siento por él- contestó con una sonrisa.
Quien fuera que fuese ese chico, si la hacía sufrir, lo mataría.
-Si es que lo vé, por favor, avísele que estoy en el aula, a la medianoche. Es alguien alto, de ojos castaños y cabello color café, se apellida Kim- pidió, antes de retirarse, sin mirar atrás.
La miré marchar y suspiré resignado.
¿Ahora tenía que buscar a un niño? ¡Genial!
Quise patearme a mi mismo unas diez mil veces. "No debí preguntar tan siquiera" pensé. Miré mi reloj y apreté con fuerza los labios.
23:15 pm...
Volví con mi grupo de trabajo y, pasados quince minutos, todos se retiraron a cambiarse. La noche comenzaba a teñirse de las parpadeantes luces navideñas. Aunque, todo sería más bonito, si ella apareciera. La chica había desaparecido desde que había dejado la carta.
Yo, sin embargo me cambié. Dentro de la caja que me habían dado los alumnos, un traje, un formal traje color negro.
Suspiré al mirarme al espejo, aquel no era yo, simplemente no era yo.
Apoyé la frente contra el espejo y tras acomodarme el cabello una vez más, sali.
-Al fin apareces- comentó mi mejor amigo y colega, Nam Joon.
Le sonreí y acepté la copa de ponche que me tendía.
-Me alegra verte a ti tambien- respondí y levantamos la copa a la vez.
-¿Que es de tu vida? Hace tiempo que no salimos tu y yo- rió, bebiendo.
-Nada nuevo que decir- contesté antes de buscar con la mirada a algun jóven que tuviera las características de la descripción que aquella chica me había dado.
-¿Ya conseguiste novia?- preguntó, interesado en el tema.
-No- contesté intentando a toda costa evitar el tema, ya que, cuando mi amigo empezaba a hablar sobre ello, no paraba.
-¿Como que no? ¿A que esperas? Terminarás soltero de por vida con ese pensamiento- "Ahí vamos de nuevo" pensé, al oír sus sermones.
-Pero...-
-Pero nada, ¿No hay nadie que te atraiga al menos?- preguntó él.
Suspiré y sin dejarme salida, asentí. Pero, las cosas no salieron como planeaba ya que mi mejor amigo, empezó a hacer preguntas.
-¿Al menos tienes una foto? ¿Quien es? ¿La conozco? ¿Cuando? ¿Que edad tiene?-
Suspiré y lo miré, antes tomar su brazo y llevarlo a las afueras del gimnasio.
-¿No vas a decirme?- preguntó.
Me masajee la frente y lo miré a los ojos.
-Si te digo, no le dirás a nadie, ¿verdad?- pregunté y Nam Joon se sonrió abiertamente.
-Prometido- contestó y cruzandose de brazos, con una pícara sonrisa, se mantuvo espectante.
-Si alguien se entera de esto, terminaré tras las rejas por veinte años. Y te culparé a ti, ¿Está claro?- Lo señalé con el índice -Es una de mis alumnas- comencé a decir.
-¿Que?- preguntó - ¿El ponche tenía alguna sustancia ilegal? ¡Es menor de edad!-
-¡Shhhhhhhhhhh!- pedí con desespero -Nadie debe saberlo, idiota-
Nam Joon miró a nuestro al rededor, asegurándose de que nadie estuviera cerca.
-¿Desde cuando?- preguntó.
-Desde el primer día de clases... es que... No quería fijarme en ella, es una de mis alumnas despues de todo, y le llevo nueve años, pero, puedo asegurarte que es la única mujer que me hace temblar, que me enloquece, que me transforma. Pero, me niego a acercarme- contesté.
-¿Quien es?-
-________________- respondí, mirando el suelo, demasiado avergonzado.
-¿La extranjera? ¿La delegada de clase? Enloqueciste- comentó mi amigo palmeandome el hombro.
-Lo se, lo sé. Lo peor es que no puedo sacarmela de la cabeza-
-Estás jodido, pero, aún así, tiene solución- me sonrió el chico y yo lo miré sin creermelo, ¿Hablaba en serio?
-A ver dime, ¿cual es la solución?-
El chico se sonrió con sorna y dijo:
-Hace más de dos horas haz dejado de ser su profesor, asi que, puedes aventurarte y decirle algo... acercarte al menos-
Lo miré atónito...
-Ahora al que ha afectado el ponche es a ti, estas loco, muy loco- respondí, antes de encaminarme al interior del gimnasio.
-Sabes que en el fondo tengo razón, lánzate o jamás sabrás si hay oportunidad- comentó Nam Joon, siguiendome los pasos.
Dejandolo un poco de lado, continué buscando con la mirada a aquel chico del que la chica me habló.
Pronto, encontré a un joven con sus mismas características, le entregué mi copa a mi amigo y me encaminé al chico, quien estía de traje, un poco desarreglado.
-¿Puedo hablar contigo un momento?- le pregunté y el joven dió un respingo.
Asintió y caminó conmigo hacia el arbol.
-Me han dicho que hay algo para ti en una de las ramas del árbol- comenté sin ganas, mordiéndome la lengua con fuerza, esperando de que mis palabras fueran mentira, pero, no, no lo eran...
El chico frunció el ceño y rebuscó en el árbol de Navidad, encontrando por fin una carta. El chico la abrió y yo comencé a retroceder, cuando, pronto, noté a alguien tirar de mi brazo mínimamente. Me giré y me encontré con el mismo chico de antes.
-Disculpe, pero esto no es para mi, se ha confundido. Soy Kim Tae Hyung, la carta es para Kim Seok Jin, lo lamento- dijo, antes de entregarme la carta.
A mi alrededor, noté los emocionados aplausos de todos, miré el reloj y me percaté que solo faltaban cinco minutos para que el reloj tocara la medianoche.
Sin creerlo, leí la carta de principio a fin y noté mi piel erizarse...
"Kim Seok Jin...
El nombre de un principe, ¿No te parece?
Aunque, para mi, es un príncipe demasiado lejano. Aún así, ahora que ha terminado el año y que probablemente no nos volvamos a ver, puedo decir lo que siento en realidad.
A pesar de la edad, a pesar de que realmente somos de distintos lugares, a pesar de todo, ahora, que ya no es mi profesor, puedo decir que desde el primer momento en el que entré al salón de clases, no he podido dejar de pensar en usted. Sinceramente, no semuy bien como dirigirme a ti...
He intentado contenerme de alguna forma, pero fué más fuerte que yo, no he podido luchar contra mis sentimientos.
Y sé, que a pesar de todo lo que escriba hoy en esta carta, usted me seguirá viendo como una más de sus alumnas, o al menos eso espero..."
Ese fué el comienzo de la larga carta manuscrita...
Al terminar de leerla por arriba, corrí con todas mis fuerzas entre la gente, hacia el aula, donde ella estaba...
Corrí con todas mis fuerzas, sin importarme siquiera el nuevo traje.
Al llegar a la puerta, no pude contenerme y la abrí de par en par.
_________________ se encontraba mirando por uno de los ventanales del aula, cuando notó la puerta abrirse, dió un respingo y se giró sobre si misma.
Llevaba un vestido azul noche, delicado y sencillo, como lo era ella...
Pasé al aula y cerré la puerta detrás de mi, la chica, con sus manos entrelazadas, tragó saliva y me miró a los ojos.
-Hola...- dijo y se mordió el labio inferior. Se la notaba nerviosa, demasiado nerviosa.
No me atreví a mirarla, dejé la carta sobre una de las mesas, entreabierta, ella la tomó entre sus manos, llevandosela al pecho.
-______________... yo...- suspiré.
En tantos meses jamás se me había pasado por la cabeza el que, esa chica, me correspondiera, sobre todo por nuestras diferencias.
-Lamento que haya tenido que leer la carta...- dijo, sonriendose, llevando una de sus manos hacia su rostro -Lo lamento de verdad-
Pronto,las lágrimas resbalaron por sus mejillas.
-Lo siento mucho, no quería... no quería que pasara esto...- insistió y lloró, sin poder aguantarse.
Recuperé el aliento y la cordura.
Quien la había hecho sufrir... ese era yo. Y me odié por hacerlo, por hacerla llorar.
A pasos lentos, me accerqué a ella y la sostuve entre mis brazos.
La joven se quedó inmovil unos segundos antes de apoyar su cabeza contra mi pecho.
-Yo lamento hacerte sufrir, prometo en el futuro, no volver a hacerlo- respondí y su frágil cuerpo tembló entre mis brazos. Se separó de mi y me miró a los ojos, ruborizandose.
-Ahora que estas aquí, conmigo... al fin... No pienso dejarte ir- dije antes de ver sus ojos aguarse una vez más.
Una mezcla de felicidad y algo más, se cirnió en mi interior. El tenerlaentre mis brazos era lo que siempre había querido desde que la había visto.
-¿Lo dice en serio?- preguntó, casi en un susurro.
-Claro que si, si desde que pasaste por esa puerta no he podido dejar de soñar esto, el que fuera recíproco-
Ella se rió y cuando se separó de mi, se limpió las lágrimas como una niña pequeña. No pude evitar reir y morderme los labios.
Pronto, oímos las explosiones a las afueras del aula.
Era medianoche...
Tomé su rostro enter mis manos y con delicadeza, rozamos nuestros labios una vez, antes de mirarnos a los ojos y besarnos una y otra vez.
-Al menos, ya soy mayor de edad...- comentó ella , con una sonrisa, alzando una mano hacia el estrellado cielo.
-¿Eh?- pregunté y la miré.
-Tienes suerte, nací un día como hoy hace 18 años atras, así que no creo que sea problema para nada- respondió ella, de lo más sincera.
Reimos juntos y, una vez más, bajo el hechizo de alguna cancion lejana proveniente del gimnasio, danzamos por primera vez, bajo sonrisas y miradas.
Aquella Navidad, pude besarla y pasar la noche mirando los fuegos artificiales y luego las estrellas.
Entendí que ni el lugar de nacimiento, ni el idioma, ni la edad, eran límites para lo que el corazón mandaba.

Fin ^^~

askjdhkjahdkja Espero que les haya gustado!

FELIZ NAVIDAD~~~~~~~ <3

GIF TIME:


Mila ^^~


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