Romantic Oneshot: Fanfic!~ "En mi Eternidad" (Donghae x Fan)~ Cap. 42
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lunes, 19 de octubre de 2015

Fanfic!~ "En mi Eternidad" (Donghae x Fan)~ Cap. 42

Holiiiis!

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Título: "En mi Eternidad"
Duración: ?
Episodio: 42
Pareja: Donghae x Fan
Apariciones: Lo verán a lo largo de la historia, aparecerán algunos nombres conocidos ^^
¡ADVERTENCIA! Se verán escenas violentas y lenguaje explicito.


Narras Tu:

           Un desgarrador frío comenzó a inundarme, y, a medida de que retrocedía, los pasos de L, MyungSoo, era más amplios. Pronto, cuando estuve a punto de atacar, una pared de agua se llevantó frente a mi, y, junto a esta, un montón más.
-No te le acerques- dijo Donghae antes de apretar su puño y convertir aquellas simples paredes en una esfera de agua, una esfera tan grande, que L estaba dentro de ella.
Aún en el agua, se sonrió y el agua se convirtió en hielo.
De entre las sombras, otra figura negra emergió. Una niña, una niña que había visto antes. Cuando estuve a punto de acercármele, una macabra sonrisa emergió en aquel dulce rostro, y, más pronto que tarde, cambió de forma, siendo, una joven, una chica bastante bajita y de sonrisa sarcástica.  Miró la gigantezca bola de hielo y golpeándola apenas con sus uñas, el hielo se resquebrajó.
L volvió a estar de pie, con una sonrisa en sus labios.
-Te presento a Susan Lee, Soon Kyu- sonrió L.
Arquee ambas cejas y la chica mostro mi celular y mis dagas.
-¡Sorpresa!- dijo ella, llena de sarcasmo.
-Púdrete- contesté.
Ambos rieron y mientras que Myungsoo tomaba la mano de la chica y la besaba con dulzura. La miró a los ojos y la chica despareció entre las sombras dejando mi celular y mis dagas.
Me crucé de brazos antes de que el chico pateara mis cosas, acercándomelas. Arquee una ceja y le dije a Donghae:
-"Sueltalos y lárguense de aquí"-
-"Pero... ¿y si te ocurre algo?"- contestó él, antes de notar su corazón agitarse.
-"Por favor, Donghae. Hazme caso y libéralos. En cuanto termine aquí los alcazaré. Corran tan rápido como puedan"- respondí, antes de ponerme en guardia. -¿Es tu pareja?- le pregunté a L, quien sonrió.
-No- respondió, antes de hacer sonar sus nudillos -¿Lista?-
Le sonreí, colocandome las manos en los bolsillos traseros de mi pantalon, Donghae mientras tanto, se acercába lentamente para solatrlos a todos.
-Creo que, si he entendido bien... solamente buscas liberarte de mi, ¿no es así? Imagínalo, todo sería más facil. "Si sacrficamos un par de peones, no nos importaría tener a cambio la vida de la Reina"- le sonreí.
-No has entendido mal, lástima que en este juego nos ha tocado una Reina bastante inútil- sonrió él, de igual forma.
-Pero... ¿A quien podría hacer daño? ¡Si soy una mosca sin alas!- reí negando levemente.
-Todo es un juego en la vida- me guiñó un ojo.
Mientras que trascurría nuestra plática, Hae liberaba a quienes estaban recluídos. IU, al quitarse la venda de los ojos, unas cuantas espesas lágrimas resbalaron por sus mejillas, me miró a los ojos y mordiendose el labio, siguió a los demas a la salida.
-¿Crees que no se que están escapando?- preguntó L, sin dejar de mirarme a los ojos con una sonrisa en sus labios.
-Bueno, lo tenía en cuenta desde que entré al lugar- contesté, urgando en mis pantalones, encontrando un par de navajas. Sonreí sin disimulo y en cuanto los chicos se retiraron, las tomé entre mis dedos, mostrándolas con descaro.
-No te servirán de nada- comentó, antes de empuñar sus puñales.
-No te servirán de nada a ti, pero a mi me parecen buenas distracciones- sonreí, antes de comenzar lo que parecía ser una batalla interminable.
Perdí la cuenta de la cantidad de golpes que propiné, perdí la cuenta de la cantidad de golpes que recibí. Cuando nos cansamos de los juegos, MyungSoo comenzó a utilizar sus dones, glandes glaciares de hielo, hielo sobre el adoquín, grandes tormentas de nieve y un frío invernal que no parecía dejar de hacerme daño.
-¿La estas pasando muy mal? Lástima, porque es solo el calentamiento- se sonrió él, esquivando mis navajas entre las ventizcas.
Aunque mis dones eran antagónicos a los de mi antiguo compañero de misiones, no sentía la fuerza, la energía, de los mios. No notaba el tatuaje escocerme, no notaba mis manos calientes.
"Si tan solo supieras manejarlos" pensé, esquivando sus ataques en la medida de lo posible, aunque, uno de ellos, me alcanzó.
-¡Ay!- grité adolorida al ver una escarcha bastante gruesa, atravesarme el tobillo.
Al ver mi desventaja, con una sonrisa en su rostro, formó grandes y gruesas capas de hielo que me envolvieron y me abrazaron, no podía moverme, estaba sepultada bajo el hielo.
El chico, mi adversario, se acercó a mi con parsimonia, por mi parte, el aire empezaba a ser cada vez menos en aquel pequeño recinto.
L reía, con descaro, con vanidad, pero sobre todo, con locura.
Apenas podía oirlo, apenas podía respirar...
Fue entonces cuando lo vi, y era bastante claro. Tenía algo por lo que luchar. Toda mi vida me la pasé pensando en las alternativas para derrocar a los altos cargos, a mis contrarios... Pero... ahora quería vivir, quería vivir en el pleno sentido de la palabra, quería pasar mi vida entera junto a alguien.
Mi corazón dió brincos de alegría, sabía que lo quería pero no que lo hacía con tantas fuerzas.
Cerré los ojos como pude y me abandone en mis pensamientos. Notaba mi cuerpo entero arder, notaba mi pecho, más que cualquier otra parte, hervir. Mi cuerpo se tiñó de fuego.
Las risas de Myugnsoo cesaron, pasando al sepulcral silencio y una mirada de total asombro.
Sonreí con dicha y el hielo se derritió.
Cuando mis pies tocaron el suelo, L me miró de pies a cabeza, deteniendose en la marca, abriendo la boca, asombrado.
-Desarrollaste... dones...- tartamudeó.
Asentí, con una sonrisa y esquivé sus siguientes ataques.
El lugar era un completo caos, los cuerpos de los primeros caídos, quedaron marcados como manchas negras en el suelo. A mis pies y al rededor, hielo derretido.
Fué entonces cuando comencé a atacarlo, como podía, aún no controlaba bien el fuego. Me dediqué a golpearlos y atarlo con cadenas calientes, las mismas cadenas con las que había atado a todos. Llegó un momento en el que, no se pudo mover.
Aún con el pie malherido, me acerqué a él. Le levanté la barbilla con los dedos.
-Quema, quema- se quejó sin dejar de mirarme a los ojos y transpirar.
Lo miré de igual forma y como ráfagas, pasaron por mi mente, todos los recuerdos. La cantidad de veces que nos habíamos puesto a charlar, su sarcásmo, cuando reíamos a carcajadas en la sala de estar al ver a Siwon actuar extraño.
Solté las cadenas y el chico cayó de rodillas al suelo, cansado y malherido.
-¿Por qué lo has hecho?- pregunté, sin comprenderlo.
-Siempre fuíste una mala lider, pusiste a quien creías importante por arriba de los demas, yo... te odio, te odio- contestó, sin energías.
Hice de mis manos un par de puños.
Tomé una de mis dagas que estaban en el suelo y cuando estuve a punto de darle el golpe final, me detuve.
Frente a mi, vi al L de siempre, cabizbajo y distante, de mirada fría pero perdida, como un niño pequeño.
Levanté la mano y apretando el puñal, me mordí el labio inferior y... bajé la mano con certeza.
Tras un segundo de silencio, un grito inundó el lugar. Le había cortado el brazo nada más, un corté profundo, sin llegar más allá.
MyungSoo me miró sin entender.
-¿Que haces? ¡Mátame!- pidio moviendo las cadenas que lo ataban.
-No lo haré- me negué, dando unos cuantos pasos atras -No quiero ensuciarme las manos.-
El chico me miró a los ojos, jamás había sentido compasión por nadie.
-Vive, tarde o temprano, el Karma se encargará de ti. Vete lejos, muy lejos,  un lugar donde ninguno de nosotros te pueda encontrar. Desaparece, Myung Soo-  dije, tomando mi celular y mi daga restante, echando a volar, dándole la espalda.
Me quedé con el recuerdo de la mirada del chico, una mirada totalmente confundida, una mirada de compasión.
-Adios, L- comenté antes de salir de la fábrica, volando, volviendo a casa.

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El cielo comenzaba a teñirse de colores, de colores mucho más brillantes que el azul de la noche, aunque, lo unico que quería en ese momento, era llegar a casa.
Las luces de la sala se hacían cada vez más ténues, entré volando, notando, el murmullo lejano de Heechul y Hang Kyung, ambos me miraron, asombrados de mi presencia allí.
-No quiero interrumpirlos, continúen, solo quiero ver a mi hermano. ¿Está despierto?- pregunté a ambos.
-Si, hace unos minutos despertó- respondió Hee.
-¿Estan todos bien?- pregunté, encaminandome al dormitorio de Won.
-Si, están a salvo- respondió el chino, con una sonrisa.
-Perfecto, no se desvelen- comenté y abrí la puerta lentamente.
El fulgor del aroma a Siwon, inundaba completamente su habitación, que de por si, ya era una fábrica de vainilla. Lo miré desde la puerta aún y la cerré tras mi pasaje. Yacía tranquilo sobre la cama, con los ojos cerrados y sin una sola marca en su rostro, las heridas que antes tenía se había desvanecido.
-Tal y como lo pensé, Heechul te a sanado- comenté con la voz suave.
-Si, y puedo asegurarte de que es lo más exquisito que he pobrado en mi vida- se sonrió, mirandome a penas.
No pude evitar esbozar una sonrisa, me acerqué a su cama y me senté a orillas de la misma, apenas me acomodé en el lugar, Siwon se sentó en la cama, y me obligó a acercarme más.
Sus brazos me rodearon con ternura, apoyando su mentón en mi cabeza.
Al separarnos, me miró el rostro y estudió mis heridas.
-Aún no me creo lo que ha pasado- murmutó tocando mi labio partido.
Hice una pequeña mueca de dolor, y lo miré a los ojos. Su mirada parecía entriztecerse cada vez más, L era uno de sus mejores amigos, y, el dolor de una traición era uno de los más fuertes.
Me mordí la lengua y apreté una de sus manos.
-No he podido hacerlo- me sinceré.
El chico frente a mi frunció el ceño, asombrado a más no poder.
-¿Que?- preguntó, y pude ver en sus ojos, esperanza.
-Lo he dejado ir, sigue vivo- contesté finalmente.
Siwon volvió a mirarme antes de abrazarme con fuerza, mucho más fuerza que antes.
-Gracias- murmuró el chico.
La calidez que irradiaba, era tan fuerte, que pareció ablandar un poco más mi corazón, al separarnos, me besó una de mis manos y se sonrió, mucho más relajado.
Suspiré y sonreí, antes de levantarme de la cama.
-Ya me debo ir- dije y el chico mostró un mohín.
-No, quédate- pidió como un niño pequeño.
-Aish- me quejé, antes de inclinarme y besarle la mejilla -Descansa, mañana hablaremos con detalle, ¿esta bien?-
Tras otro notorio mohín, asintió soltando mi mano. Dejé una última sonrisa antes de retirarme.
Al salir de su recámara, me encontré con una de las visuales más... interesantes que ví en mi vida.
Hang Kyung, se abrazaba fuertemente a la cintura de Heechul, mientras que éste último entrelazaba sus dedos en el cuello del otro. Cuando la puerta se cerró detras de mi avisando de que estaba presente, ambos se separaron y me miraron, atónitos.
Fruncí el ceño sin poder evitarlo, el chino se marchó sin siquiera saludar, dejandome con el chico de ojos felinos.
-Puedo explicarlo...- tartamudeó.
-No tienes nada que explicarme, no en este momento. Tal vez en un futuro si debas explicarme- le sonreí, cruzandome de brazos.
-Gracias, temía a que te enojaras...- suspiró.
-Tal vez en un futuro, más que explicar, debas excusarte porque, si descubro que le has hecho daño a Siwon, te desfiguraré esa bonita cara que tienes. Ahora, será mejor que le digas antes de que explote la bomba de tiempo, o sea, yo- continué, acercándome al chico y enredando uno de los mechones negros entre mis dedos -Te estoy dando la oportunidad de que aclares tu mente, cariño. Pero, tambien es una advertencia- sonreí una ultima vez, dejándolo solo en el salón.

Fin CAP. 42!

ASJDHKAJSHDKJASHDAS <3

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