Título: "Angeles de Papel"
Tipo: Hetero Romantico ^^
Duración: 1
Pareja: Yesung x Fan
Apto para TODO publico.
Grupo; Super Junior ♥
Narras Tu:
Era una tarde de otoño, de esas que el sol se disfrutaba,en mi ventana entraba cada rayo de sol, dando su tibio calor, afuera la gente iba y venia.
Mire el cielo, estaba tan celeste, como si el otoño no fuera dar paso al frío invierno.
Soy una chica solitaria, siempre lo había sido desde que había decidido mudarme, viaje a España en busca de una oportunidad de trabajo y con suerte desde que llegue al país pude encontrar lo que me gustaba.
Estaba mas que conforme con mi logro, al menos pagaba la renta del pequeño apartamento y me hacia los gustos, tomaba vacaciones cada vez que podía y salía de viaje a Sudamérica donde vivían mis padres.
Mirar la TV no era lo mio, me encantan los libros y ya había llegado al final de una de las obras que tanto busque leer. ¿Pero que mas decir de una chica solitaria?.
Me sentía vacía, como si me faltase algo.
-Uy ____________ (Tu nombre), que tonta eres- me dije.
Me sentía vacía, como si me faltase algo.
-Uy ____________ (Tu nombre), que tonta eres- me dije.
Tome mi abrigo y me dirigí a la puerta de salida del apartamento, debía comprar algunas cosas y pasar por la biblioteca para retirar otra de las obras literarias, cuando llegue a la calle, el clima era mas agradable para caminar unas cuantas calles por la ciudad, Madrid es bonita en esta época del año.
Entre al supermercado y tome algunas cajas de fideos instantáneos, algunas verduras del estante, naranjas para un jugo fresco, cuando llegue a la caja me apetecía un chocolate y lo tome para sumarlo en la cuenta.
Entre al supermercado y tome algunas cajas de fideos instantáneos, algunas verduras del estante, naranjas para un jugo fresco, cuando llegue a la caja me apetecía un chocolate y lo tome para sumarlo en la cuenta.
Me gustan los dulces, no hay nada mas agradable que un chocolate y un libro por las noches, pague a la chica de la caja mi compra y salí del supermercado con las bolsas en mis manos.
Camine mirando las vidrieras, aquellos maniquíes tan elegantes con sus trajes y sobretodos oscuros eran tan sugerentes, que por un instante cerrar los ojos e imaginar que no eran maniquíes fue divertido.
Seguí mi rumbo por las calles y pronto encontré la gran puerta de la biblioteca abierta.
Entre rápidamente, una vez dentro me di cuenta de que estaban acomodando a algunos libros en las largas estanterías, la señora que se encuentra en la entrada me miro por arriba de sus gafas, y antes de que abriese su boca para decir algo la interrumpí educadamente.
-Perdón, se me hizo tarde- con un gesto que al parecer era de su agrado, la señora sentada en aquel escritorio sonrió haciéndome una seña de que pasara.
Camine entre las largas estanterías buscando que llevar para leer, cada historia que había llevado hasta el momento llenaban mis expectativas, todas eran buenas, románticas, intrigantes y otras llenas de suspenso.
Pero las que mas amaba eran las románticas, esas que te hacen soñar, esa que te gustaría que te pasara a ti.
Busque un buen rato en el lugar y cuando por fin tenia el libro en mis manos me acerque al escritorio de la señora amable.
-Casi ni llegas hoy, estábamos por cerrar- dijo la señora acomodando sus gafas.
-Se ve que no hay muchas personas que gusten leer por estos días-dije, la señora opinaba lo mismo, encongiendose de hombros.
-No saben lo que se pierden-dije desde la puerta ya y salí con mi libro en la mano y las bolsas del supermercado.
La ciudad se tornaba interesante para esas horas, la gente salia de sus trabajos para retornar a sus hogares.
Camine nuevamente por el mismo lugar donde había tomado para ir a la biblioteca.
Doble la esquina con el libro en mis manos y como toda lectora comencé a leer el prologo dando algunas ojeadas a las vidrieras.
Pero esta vidriera me hizo imaginar una vez mas, quedando allí parada y mirando un traje negro tan elegante y masculino, la camisa blanca y la corbata era tan perfecto, cerré los ojos por un segundo e imagine que aquel perfecto maniquí ya no era algo inanimado, lo imagine como un hombre en aquel escaparate tras el vidrio.
"Lo que ganas imaginando" me dije a mi misma.
Seguí mi camino a casa esta vez con los pasos mas apurados entre la gente.
Una de las bolsas del supermercado se rompió y las naranjas terminaron rodando por la vereda.
Me agache para levantarlas y vi los pies de alguien frente a mis ojos.
-¿Quieres que te ayude?-dijo esa voz suave y dulce
-Si, por favor -dije pero al mirar al joven ante mi, sus ojos me dejaron extasiada.
De ojos oscuros rasgados y delicadamente delineados, pelo muy lacio y negro tan negro como el delineo de su mirada, piel clara y labios encantadores.
El joven tomo cada fruta entre sus manos y las coloco en una de las bolsas del supermercado.
-Gracias- dije y el joven se incorporo tendiendo su mano para poder ayudarme.
-Kim Jong Woon- extendiendo su mano para presentarse ante mi.
-____________ (tu nombre). Gracias, otra vez -dije y tome la bolsa entre mis brazos y el libro cayo al suelo, el joven atento y gentil lo tomo.
-¿Te diriges muy lejos de aquí?- dijo tomando un par de bolsas de mis manos.
-Es a un par de calles- dije tímidamente.
-Te acompaño-dijo y comenzó a caminar a mi lado acompañando mis pasos.
Me sentí extraña, como si estuviese en un cuento de los libros, el chico atento, la joven solitaria.
El joven mientras caminaba por aquella veredas se veía bien, su voz dulce me hizo sentir cómoda pero extraña a la vez.
Cuando llegamos a la puerta del edificio en donde yo vivía el joven se despidió ante mi haciendo una reverencia. Antes de perderse de vista alzo su mano para hacerme un saludo y yo quede algo confundida pero en el fondo note algo extraño, jamas me había pasado algo asi...
Subí al ascensor y mire en el espejo. No podia creer aun lo lindo que era Jong Woon, Yesung, como se hacia llamar, tan amable y caballero como cualquier chica le gustaría conocer alguna vez.
Entre a mi apartamento y cerré la puerta, coloque las bolsas en la cocina, retome mis quehaceres en la cocina sin dejar de pensar, lo lindo del encuentro.
Los dias pasaron desapercibidos uno tras otro, mis libros, una taza de cafe, un chocolate, nada más era especial en mis dias.
Una de esas tardes en las que el cielo estaba gris salí de la biblioteca con mi libro entre mis manos como siempre, doble la esquina y una voz dulce ya conocida hizo temblar mis manos.
-¡Hola! espera-
Me gire y vi su rostro sonriendo frente a mi. El joven Yesung, con un paraguas en sus manos se acercaba a mi .
-Hola, que sorpresa encontrarte.-dije con una sonrisa.
-¿Vas a algún lugar en especial?.-dijo el peli negro.
-Me dirigía a mi casa -conteste
-¿Quieres ir a tomar un cafe y charlar de libros?,invito yo-dijo acerando sus pasos.
Mire mi reloj, como disimulando, como si mi vida fuese tan ocupada por algo, el trabajo, los estudios.los libros y mi soledad...
-Si, ¿porque no?-conteste con una sonrisa.
El joven extendió su brazo para guiarme y el libro entre sus manos observando la tapa, cuando leyó el titulo su comentario me hizo sentir tranquilidad, le gustaban las novelas como a mi.
-Al parecer tenemos algo mas en común-dijo sonriendo y haciendo su rostro mas dulce aun.
-¿Que cosa?-dije suavemente.
-La lectura, las novelas y los ángeles en cada historia- dijo mientras puso el libro en mi mano otra vez.
Caminamos un par de calles hasta llegar a la cafeteria.
Como todo un caballero corrió el asiento para poder sentarme, llamo a uno de los meceros y ordeno, café y waffles.
-Espero que te gusten los waffles- dijo al sentarse frente a mi .
Asentí tímidamente.
Nos miramos por un breve instante, los que bastaron para darme cuenta de lo atractivo y dulce que es.
Miramos la ventana y nos sorprendimos. Había comenzado a llover, las primeras gotas lentamente por el cristal se unieron una con otras, después de unos minutos afuera llovía intensamente .
-Al parecer estaremos un buen rato aquí.-dijo
-Si asi parece- contesté
-Una tarde de lectura en compañia- sonrió sin dejar de mirarme a los ojos.
El mozo nos acerco la orden.
-¿Te gusta el chocolate?-pregunto acercando a los waffles y bañarlos con el exquisito dulce.
-Si, me gusta- me hizo sentir bien saber que teniamos al menos tres cosas en común el chocolate era una de ellas.
La tarde se perdió tras el cristal, la lectura y las dulces palabras de Yesung, se prendieron las luces de la ciudad ante nuestra mirada, la finas gotas de lluvia mojaban la calle.Ya no quedaba casi gente en las calles, estábamos tan entretenidos con la historia de ángeles en el libro que poco importo la noche, habremos pasado unas tres o cuatro horas en aquel lugar, mi caballero amable pago la orden y salimos por la puerta del pequeño local.
-Fue agradable estar en este lugar contigo-dijo Yesung abriendo el paraguas para cubrirnos de la fina llovizna que caía, ofreció su brazo para que lo tomara como apoyo, la vereda totalmente mojada y en ella se veía reflejada las luces de los faroles, las vidrieras iluminadas y el perfume de Yesung que me gustaba.
Caminamos unas calles rumbo a mi departamento, de pronto el cielo se había empecinado y la lluvia se hacia mas intensa aun.
Habíamos llegado a la puerta del edificio donde vivía.
-Gracias por ser mi compañero hoy -dije suavemente
-No es nada, para mi fue mas que agradable.
Nos miramos en silencio y sonreímos casi al mismo tiempo como si las palabras no importaran.
Los dias pasaron uno tras otro y el encuentro por las tardes tras el cristal de el pequeño local se hacían cada vez mas frecuentes, me encantaba salir por las tardes, levantar uno que otro libro en la biblioteca y encontrarnos Yesung y yo para compartir lecturas sonrisas y un cafe.
Una tarde salí de mi trabajo como de costumbre, en la puerta vi un auto negro y junto a el Yesung con un traje del mismo color con la camisa mas blanca que habia visto, su sonrisa y el cabello negro tan prolijo como de costumbre, todo un caballero abriendo la puerta del vehículo para que lo acompañara.
-Hola, vine a buscarte, quiero mostrarte algo- dijo en cuanto me acerque.
-Me sorprendes Yesung, como de costumbre - dije sonriendo.
Nos marchamos de allí en silencio, de vez en cuando nos miramos una y otra vez ya no hacían faltas palabras entre nosotros.
Por un instante mire aquel tarje negro, solo pense y sonrei: "Mas de una vez soñaste con tener algo asi a tu lado, un chico con el traje de maniquies de las vidrieras de la ciudad".
-Cierra tus ojos por un momento -dijo pisando el freno del auto.
Sin decir nada solo cerré mis ojos.
En un instante, la puerta de mi lado se abrió y pude sentir su mano en la mía guiándome para salir del vehículo, me sentí confiada y me deje guiar.
-______________(tu nombre), Ya hace un año que nos encontramos y queria sorprenderte- dijo Yesung -Abre tus ojos -dijo
Cuando por fin los abri, me di cuenta de que estábamos en la puerta del local de siempre pero esta vez estaba decorado con libros en sus mesas, fui recorriendo cada uno de ellos, los conocía a todos los leí a cada uno de ellos.
A unos pasos de mi estaba Yesung observando mi reacción al ver el lugar lleno de libros.
-Cada uno de ellos los leimos juntos, cada historia me hicieron conocerte a ti- dijo, con su voz suave.
Cuando me acerque a la mesa que tanto habiamos compartido historia tras historia, alli no habían libros, solo habia una carta y una rosa blanca sobre la mesa junto al cristal.
Tome aquel papel blanco con delicadeza y al leerlo solo deje salir un suave suspiro.
Me gire a buscar a Yesung que ya estaba a mi lado con los brazos extendidos esperando que lo abrazara y asi fue.
La rosa quedo sobre la mesa y frente al cristal se reflejaba nuestra figura, el me besaba suavemente en los labios... Cerre mis ojos y aquel sueño que se repetía una y otra vez en mente se hizo realidad por fin.
El papel sobre la mesa solo decía "Te amo".
Fin~ ♥
kakhdjasjkhd Espero que les haya gustado!
Gif Time:
Entre rápidamente, una vez dentro me di cuenta de que estaban acomodando a algunos libros en las largas estanterías, la señora que se encuentra en la entrada me miro por arriba de sus gafas, y antes de que abriese su boca para decir algo la interrumpí educadamente.
-Perdón, se me hizo tarde- con un gesto que al parecer era de su agrado, la señora sentada en aquel escritorio sonrió haciéndome una seña de que pasara.
Camine entre las largas estanterías buscando que llevar para leer, cada historia que había llevado hasta el momento llenaban mis expectativas, todas eran buenas, románticas, intrigantes y otras llenas de suspenso.
Pero las que mas amaba eran las románticas, esas que te hacen soñar, esa que te gustaría que te pasara a ti.
Busque un buen rato en el lugar y cuando por fin tenia el libro en mis manos me acerque al escritorio de la señora amable.
-Casi ni llegas hoy, estábamos por cerrar- dijo la señora acomodando sus gafas.
-Se ve que no hay muchas personas que gusten leer por estos días-dije, la señora opinaba lo mismo, encongiendose de hombros.
-No saben lo que se pierden-dije desde la puerta ya y salí con mi libro en la mano y las bolsas del supermercado.
La ciudad se tornaba interesante para esas horas, la gente salia de sus trabajos para retornar a sus hogares.
Camine nuevamente por el mismo lugar donde había tomado para ir a la biblioteca.
Doble la esquina con el libro en mis manos y como toda lectora comencé a leer el prologo dando algunas ojeadas a las vidrieras.
Pero esta vidriera me hizo imaginar una vez mas, quedando allí parada y mirando un traje negro tan elegante y masculino, la camisa blanca y la corbata era tan perfecto, cerré los ojos por un segundo e imagine que aquel perfecto maniquí ya no era algo inanimado, lo imagine como un hombre en aquel escaparate tras el vidrio.
"Lo que ganas imaginando" me dije a mi misma.
Seguí mi camino a casa esta vez con los pasos mas apurados entre la gente.
Una de las bolsas del supermercado se rompió y las naranjas terminaron rodando por la vereda.
Me agache para levantarlas y vi los pies de alguien frente a mis ojos.
-¿Quieres que te ayude?-dijo esa voz suave y dulce
-Si, por favor -dije pero al mirar al joven ante mi, sus ojos me dejaron extasiada.
De ojos oscuros rasgados y delicadamente delineados, pelo muy lacio y negro tan negro como el delineo de su mirada, piel clara y labios encantadores.
El joven tomo cada fruta entre sus manos y las coloco en una de las bolsas del supermercado.
-Gracias- dije y el joven se incorporo tendiendo su mano para poder ayudarme.
-Kim Jong Woon- extendiendo su mano para presentarse ante mi.
-____________ (tu nombre). Gracias, otra vez -dije y tome la bolsa entre mis brazos y el libro cayo al suelo, el joven atento y gentil lo tomo.
-¿Te diriges muy lejos de aquí?- dijo tomando un par de bolsas de mis manos.
-Es a un par de calles- dije tímidamente.
-Te acompaño-dijo y comenzó a caminar a mi lado acompañando mis pasos.
Me sentí extraña, como si estuviese en un cuento de los libros, el chico atento, la joven solitaria.
El joven mientras caminaba por aquella veredas se veía bien, su voz dulce me hizo sentir cómoda pero extraña a la vez.
Cuando llegamos a la puerta del edificio en donde yo vivía el joven se despidió ante mi haciendo una reverencia. Antes de perderse de vista alzo su mano para hacerme un saludo y yo quede algo confundida pero en el fondo note algo extraño, jamas me había pasado algo asi...
Subí al ascensor y mire en el espejo. No podia creer aun lo lindo que era Jong Woon, Yesung, como se hacia llamar, tan amable y caballero como cualquier chica le gustaría conocer alguna vez.
Entre a mi apartamento y cerré la puerta, coloque las bolsas en la cocina, retome mis quehaceres en la cocina sin dejar de pensar, lo lindo del encuentro.
Los dias pasaron desapercibidos uno tras otro, mis libros, una taza de cafe, un chocolate, nada más era especial en mis dias.
Una de esas tardes en las que el cielo estaba gris salí de la biblioteca con mi libro entre mis manos como siempre, doble la esquina y una voz dulce ya conocida hizo temblar mis manos.
-¡Hola! espera-
Me gire y vi su rostro sonriendo frente a mi. El joven Yesung, con un paraguas en sus manos se acercaba a mi .
-Hola, que sorpresa encontrarte.-dije con una sonrisa.
-¿Vas a algún lugar en especial?.-dijo el peli negro.
-Me dirigía a mi casa -conteste
-¿Quieres ir a tomar un cafe y charlar de libros?,invito yo-dijo acerando sus pasos.
Mire mi reloj, como disimulando, como si mi vida fuese tan ocupada por algo, el trabajo, los estudios.los libros y mi soledad...
-Si, ¿porque no?-conteste con una sonrisa.
El joven extendió su brazo para guiarme y el libro entre sus manos observando la tapa, cuando leyó el titulo su comentario me hizo sentir tranquilidad, le gustaban las novelas como a mi.
-Al parecer tenemos algo mas en común-dijo sonriendo y haciendo su rostro mas dulce aun.
-¿Que cosa?-dije suavemente.
-La lectura, las novelas y los ángeles en cada historia- dijo mientras puso el libro en mi mano otra vez.
Caminamos un par de calles hasta llegar a la cafeteria.
Como todo un caballero corrió el asiento para poder sentarme, llamo a uno de los meceros y ordeno, café y waffles.
-Espero que te gusten los waffles- dijo al sentarse frente a mi .
Asentí tímidamente.
Nos miramos por un breve instante, los que bastaron para darme cuenta de lo atractivo y dulce que es.
Miramos la ventana y nos sorprendimos. Había comenzado a llover, las primeras gotas lentamente por el cristal se unieron una con otras, después de unos minutos afuera llovía intensamente .
-Al parecer estaremos un buen rato aquí.-dijo
-Si asi parece- contesté
-Una tarde de lectura en compañia- sonrió sin dejar de mirarme a los ojos.
El mozo nos acerco la orden.
-¿Te gusta el chocolate?-pregunto acercando a los waffles y bañarlos con el exquisito dulce.
-Si, me gusta- me hizo sentir bien saber que teniamos al menos tres cosas en común el chocolate era una de ellas.
La tarde se perdió tras el cristal, la lectura y las dulces palabras de Yesung, se prendieron las luces de la ciudad ante nuestra mirada, la finas gotas de lluvia mojaban la calle.Ya no quedaba casi gente en las calles, estábamos tan entretenidos con la historia de ángeles en el libro que poco importo la noche, habremos pasado unas tres o cuatro horas en aquel lugar, mi caballero amable pago la orden y salimos por la puerta del pequeño local.
-Fue agradable estar en este lugar contigo-dijo Yesung abriendo el paraguas para cubrirnos de la fina llovizna que caía, ofreció su brazo para que lo tomara como apoyo, la vereda totalmente mojada y en ella se veía reflejada las luces de los faroles, las vidrieras iluminadas y el perfume de Yesung que me gustaba.
Caminamos unas calles rumbo a mi departamento, de pronto el cielo se había empecinado y la lluvia se hacia mas intensa aun.
Habíamos llegado a la puerta del edificio donde vivía.
-Gracias por ser mi compañero hoy -dije suavemente
-No es nada, para mi fue mas que agradable.
Nos miramos en silencio y sonreímos casi al mismo tiempo como si las palabras no importaran.
Los dias pasaron uno tras otro y el encuentro por las tardes tras el cristal de el pequeño local se hacían cada vez mas frecuentes, me encantaba salir por las tardes, levantar uno que otro libro en la biblioteca y encontrarnos Yesung y yo para compartir lecturas sonrisas y un cafe.
Una tarde salí de mi trabajo como de costumbre, en la puerta vi un auto negro y junto a el Yesung con un traje del mismo color con la camisa mas blanca que habia visto, su sonrisa y el cabello negro tan prolijo como de costumbre, todo un caballero abriendo la puerta del vehículo para que lo acompañara.
-Hola, vine a buscarte, quiero mostrarte algo- dijo en cuanto me acerque.
-Me sorprendes Yesung, como de costumbre - dije sonriendo.
Nos marchamos de allí en silencio, de vez en cuando nos miramos una y otra vez ya no hacían faltas palabras entre nosotros.
Por un instante mire aquel tarje negro, solo pense y sonrei: "Mas de una vez soñaste con tener algo asi a tu lado, un chico con el traje de maniquies de las vidrieras de la ciudad".
-Cierra tus ojos por un momento -dijo pisando el freno del auto.
Sin decir nada solo cerré mis ojos.
En un instante, la puerta de mi lado se abrió y pude sentir su mano en la mía guiándome para salir del vehículo, me sentí confiada y me deje guiar.
-______________(tu nombre), Ya hace un año que nos encontramos y queria sorprenderte- dijo Yesung -Abre tus ojos -dijo
Cuando por fin los abri, me di cuenta de que estábamos en la puerta del local de siempre pero esta vez estaba decorado con libros en sus mesas, fui recorriendo cada uno de ellos, los conocía a todos los leí a cada uno de ellos.
A unos pasos de mi estaba Yesung observando mi reacción al ver el lugar lleno de libros.
-Cada uno de ellos los leimos juntos, cada historia me hicieron conocerte a ti- dijo, con su voz suave.
Cuando me acerque a la mesa que tanto habiamos compartido historia tras historia, alli no habían libros, solo habia una carta y una rosa blanca sobre la mesa junto al cristal.
Tome aquel papel blanco con delicadeza y al leerlo solo deje salir un suave suspiro.
Me gire a buscar a Yesung que ya estaba a mi lado con los brazos extendidos esperando que lo abrazara y asi fue.
La rosa quedo sobre la mesa y frente al cristal se reflejaba nuestra figura, el me besaba suavemente en los labios... Cerre mis ojos y aquel sueño que se repetía una y otra vez en mente se hizo realidad por fin.
El papel sobre la mesa solo decía "Te amo".
Fin~ ♥
kakhdjasjkhd Espero que les haya gustado!
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