Romantic Oneshot: Fanfic!~ "En mi Eternidad" (Donghae x Fan)~ Cap. 37
'>

sábado, 19 de septiembre de 2015

Fanfic!~ "En mi Eternidad" (Donghae x Fan)~ Cap. 37

Buen Finde!~



Título: "En mi Eternidad"
Duración: ?
Episodio: 37
Pareja: Donghae x Fan
Apariciones: Lo verán a lo largo de la historia, aparecerán algunos nombres conocidos ^^
¡ADVERTENCIA! Se verán escenas violentas y lenguaje explicito.

Narras Tu:

           El cielo nocturno era precioso, era de los paisajes más bonitos que se lograban ver. Podía tocar las nubes y pasar entre ellas. Sobre nosotros el manto estrellado, y, bajo nosotros, un manto de luces amarillas, blancas y de colores, la ciudad por las noches se veía tan bonita.
Sin embargo todo sería mucho más bonito, si no estuviera acompañada de un chico muy muy cabreado.
-¡Suéltame!- pedí una vez más, en vano, puesto que el chico no dejaba de volar conmigo. Él no respondía, es más, ni siquiera se giraba a mirarme.
Al llegar a casa, en tan solo unos minutos, entramos por una de las ventanas abiertas del corredor. Cuando logré estabilizarme, una vez más tiraron de mi, internándonos con un portazo a su departamento.
Encendió las luces de la sala y respiró hondo mirando hacia el suelo.
Por su altura, podía decir de que estaba  a punto de convertirse.
-¿Por qué?- preguntó, girándose sobe si mismo, encarándome aún a la distancia.
-¿Por qué qué?- pregunté a su vez, tomando coraje en algún lugar de mi interior.
A pasos que me parecieron agigantados, ahora se encontraba frente a mi, a tan solo un metro de distancia.
-¿Por qué me hiciste esto?- preguntó y por sus ojos pude ver, mas tristeza que furia.
-Donghae... ya te lo dije... no me quedaba de otra- respondí y él negó mordiéndose el labio inferior.
-Si te quedaba de otra, podíamos haberlo atacado y robado- planteó él, con todo el veneno que era capaz de cargar -Pero, era más importante, presentarse semidesnuda, contorneando las caderas, vendiéndote a un tipo que no te conoce, que te ha tocado... Mientras que, en la espera, el decir "Permitir" es un pecado-
Fruncí el ceño, anonadada ante su actitud.
-¿Disculpa? Ya te lo dije antes, no soy de tu propiedad. Puedo hacer y deshacer a mi antojo mi vida, si quiero ir a bailar en un caño, lo haré, si quiero pasearme semi desnuda de aquí para allá, tambien lo haré, porque tomo las decisiones que se me plazcan- contesté haciendo de mis manos un par de puños, estaba enfadada y roja como un tomate.
-¿Que no eres mía?- preguntó con una irónica sonrisa -¿De verdad piensas eso?-
-No soy de nadie, tenlo claro Donghae, yo decido- respondí tragando saliva.
El chico acortó las distancias, tomando mis muñecas y llevándolas hacia la pared detrás de mi. Me aprisionó entre la pared y su cuerpo, y tan pronto dejamos de movernos, sus labios tomaron los míos, con una pasión y una fuerza, que jamás había visto en él. Por más forcejeos que daba, no podía escapar. Finalmente, me rendí.
Sus manos poco a poco, dejaron de tomarme las muñecas para bajar poco a poco a mi cintura.
Estuve a punto de empujarlo cuando sus dientes mordieron mi labio inferior, tirando de él suavemente. No pude evitar dejar escapar un pequeño gemido de asombro.
Cuando nuestros labios se separaron, nos miramos a los ojos, tratando de recuperar la frecuencia normal de nuestras respiraciones.
Mis manos se aferraron a su cuello antes de que sus labios volvieran a conectarse con los míos.
Eran besos dulces, tiernos, pero también, llenos de pasión.
-Lo siento...- murmuré, entre beso y beso, rendida a él.
-Tambien lo siento- contestó antes de besarme en los labios una vez más.
El saco que me prestó IU se me estaba tornando molesto. Demasiado molesto. Aunque, mi molestia duró poco, puesto que el chico frente a mi, me lo quitó en un santiamén.
Dió un paso atras para mirarme de pies a cabeza.
-Joder- murmuró y se llevó la mano a la frente -¿Como te he dejado entrar así?-
Tragué saliva, nerviosa.
-A mi cuarto, ahora, antes de que te desnude aquí y ahora- ordenó mordiendo su labio inferior.
Asentí y a paso lento me dirigí a su cuarto.
"Si quiere jugar a esto, bien, juguemos" pensé, divertida, expectante.
Caminé decidida frente a él, contorneando las caderas y acomodando mi cabello.
-Es mejor que dejes de hacer eso si no quieres hacerme cabrear el doble- dijo, en voz baja.
-De repente no me parece tan mala idea, de todas formas, perro que ladra no muerde- le sonreí
-¿Si?- se plantó frente a mi y me besó una vez más. Se inclinó un instante para tomarme la pierna y enseguida entendí el mensaje. Enrollé mis piernas a sus caderas y me dejé llevar.
Me cargó hasta su habitación, al llegar, bajó mis piernas. Me deslicé contra su cuerpo, tocando el suelo de madera con los tacones.
-Eres un peligro- dijo, antes de besar mi cuello y bajar sus mano de mi cintura a cadera.
-Tu también lo eres, pero no te das cuenta- contesté mientras arqueaba un poco la espalda al notar su lengua pasearse sobre la piel de mi cuello.
Me miró a los ojos y, con el mando a distancia, encendió el mini componente.
Haunted de Beyoncé sonaba gloriosa por lo parlantes, el mix me hacía derretir.
-¿Ya hemos pasado por algo así?- preguntó, sin apartarse tan siquiera un ápice.
-No, es la primera vez- contesté y lo miré a los ojos, arrastrando las uñas rojas contra la piel de su cuello.
-Entonces no es la canción adecuada- se sonrió y pasó a la siguiente canción.
Al notar que canción era, mi corazón dió un brinco de emoción.
Thinking Out Loud de Ed Sheeran, resonaba en la habitación.
Mientras que la música nos inundaba, su mano acunó mi mejilla y me besó con dulzura una vez más.
Me empujó poco a poco hasta caer en la cama, no pude evitar reir nerviosa. Sin dejar de mírame a los ojos, se quitó la campera de jean desgastada. Me senté en la cama, frente a él y me concentré en abrir su camisa...
Me temblaban las manos por primera vez, ¿Donde estaba la chica altiva de siempre? De seguro que estaba escondida en algun lugar, a las afueras de la habitación, dejándome a solas con mi parte insegura y nerviosa.
Donghae me miró a los ojos y un brillo apareció en ellos. Yo me mordí el labio inferior y sonreí al ver que tenía el torso descubierto, él mismo, se quitó la camisa blanca.
Se sentó frente a mi en la cama y estiró su mano para tomar uno de mis zapatos y quitarlo con delicadeza, besando el enpeine de mi pie, ruborizandome.
-Tienes unas piernas preciosas- dijo con la voz bajita y dulce.
Luego quitó el otro zapato, dejándolos caer al suelo, luego se quitó los suyos.
Cuando estuvimos en igualdad de condiciones, me dejé tomar por la cintura y sentar sobre su regazo. Me sentía debil, expuesta, avergonzada, tímida y nerviosa.
Una nueva canción resonó en la habitación... When I was Your Men...
Hae se sonrió, delineó mis piernas hasta llegar a mis caderas y dirigirse a la cremallera del vestido, que, justamente, quedaba a la altura de mi trasero.
Bajó lentamente el cierre y poco a poco noté el vestido despegarse de mi piel.
-¿Puedo preguntarte algo?- dijo, deslizando lentamente las tirillas del vestido por mis hombros. Asentí nerviosa y él se sonrió -¿Cuando te hiciste ese piercing?-
Reí nerviosa y contesté:
-Tu lo hiciste, el unico valor material que tengo de nosotros. Era lo unico que me traía de nuevo a la cordura cuando te... perdí. Era la unica prueba de que, cuando despertara, podría pensar de que eras un sueño, pero no, tu habías estado allí- se me aguaron un poco los ojos y continué- Me lo hiciste cuando nos comprometimos-
-¿Nos comprometimos?- preguntó el chico asombrado, yo asentí.
-El colgante en forma de pluma que tengo en el tobillo, lo usabas tu...- sonreí antes de respirar hondo.
El chico sopesó mis palabras y  con la misma delicadeza deslizó la otra tirilla por mi hombro, quitandome el vestido.
-A partir de ahora, solo te puedes poner ese vestido a donde vayamos juntos- se quejó con una sonrisa.
Asentí e intenté cubrirme, estar semi desnuda frente a la persona que te gustaba no era lo más fácil del planeta.
Fruncí un poco los labios y pasé mis dedos por su torso.
Donghae se tensó irremediablemente mientras continuaba mi camino bajo su ombligo.
Mis manos, aun temblorosas, se dedicaron a quitarle el cinturón, desabrochar los botones y bajar la cremallera de su pantalón.
-Pantalones fuera- dije y el me apartó un poco para quitárselo.
Logré ver su boxer color negro, y un pronunciado bulto bajo ellos. Se me cortó la respiración al verlo mirarme el cuerpo entero una vez más, mis colmillos crecieron y con ellos, noté mi pulso acelerarse. La expectativa me encendía el doble.
Me tomó por las caderas y me colocó sobre sí mismo.
Bajo mis muslos, notaba los suyos, notaba su caliente piel bajo la mía y como si fuera poco, tambien notaba el bulto bajo mi cuerpo.
Se le escapó un débil quejido, dejandome más que claro de que él, estaba tan encendido como yo.
Me relamí los labios y me acerqué a besarlo una vez más, esta vez, dejando salir, dejando libre, a mi verdadera parte, esa que desde hacía siglos no salía a la luz.
Mis caderas se movieron contra las suyas, provocando roces indecentes. Entre besos, noté un gemido gutural de su parte, aunque, yo no era de piedra, tanta caricia, tanto roce y tanta dulzura de su parte, me estaba poniendo a tono, muy a tono.
Sus dedos se pasearon por mi espalda, jugueteando con los broches del brassier, continuando su descenso hacia mi ropa interior.
-Recuerdame agradecerle a esas diosas la próxima vez. ¿De verdad? ¿Quieren matarme de un ataque cardíaco con esos encajes?- preguntó, sonriendose, a solo centímetros de mis labios.
-Tal vez... fué una sugerencia- respondí, antes de notar el bulto tensarse y crecer aún más.
Sus manos, se colaron por debajo de mi ropa interior y apretaron los montículos de carne, con fuerza, apretándome cada vez más a él.
-Me vuelves loco- susurró empujándome un poco para dejarme a su merced, recostada en la cama.
-Demuéstramelo entonces- contesté, viendo como sus colmillos crecían descaradamente.
Se sostuvo sobre sus manos, colocó su rodilla entre mis piernas y hundió su rostro entre mi cuello y hombro. Notaba sus labios sobre mi piel, hasta llegar a la clavícula, donde arrastró los colmillos.
Una de sus manos bajó desde mi hombro a mi pecho.
-Creí que no llevabas brassier con ese vestido- murmuró mirando los broches delanteros de la ropa interior.
Me cubrí con mis manos y antebrazos, demasiado vergonzoso se tornaba todo aún.
-¿Quieres dejarlo aqui?- preguntó, buscando mi mirada.
Lo miré a los ojos y me dí cuenta de ello, no quería detenerme. Si se trataba de Hae, no quería determe.
Negué y noté sus manos tomando las mías.
-No te cubras entonces, por favor- pidio y sus mejillas se encendieron -Tambien estoy nervioso, no creas que no-
Asentí y, buscando el valor necesario, sus dedos junto a los mios, desabrocharon el brassier. La tela color piel cedió finalmente y, mis pechos quedaron al aire.
Notaba mi cara arder. "¿Porque no vuelve la chica de siempre?" pensé  y noté sus dedos sobre mi piel. Su indice pasó por el surco de mis pechos deteniéndose un momento.
Ante mi dubitativa mirada, el chico se aventuro y encerró uno entre sus grandes manos. Al más mínimo roce continuo, mis pezones se endurecieron, él se detuvo en ellos, girándolos y pellizcandolos.
-Aahh~- gemí sin poder evitarlo.
Tras dejarlos endurecidos y alzados, dió el siguiente paso, acercó su rostro y luego, lo aprisiono entre sus labios, mordiendo apenas, lamiéndolo, al otro lo aprisionaba entre sus dedos aún. Noté mi espalda arquearse y una corriente electrica bajar desde mi estómago hacia algun recoveco oscuro en mi.
Me mojé los labios y gemí una vez más.
Cuando creyó que estaban listos, trazó un camino de besos y pequeñas mordidas sobre mi abdomen, deteniéndose en el ombligo, lamiéndolo y mordiéndolo.
Yo no podía dejar de moverme, mi espalda se arqueaba y por mis labios se escapaban los más entrecortados sonidos.
Finalmente, continuó su camino tras la tortura. Sus dedos se engancharon en mi ultima prenda, de color negro y de encaje.
Tiró de ella y por fin, perdiendo la paciencia, la fina tela se deshizo entre sus dedos.
Me miró un instante y se sonrió.
-Tengo la suerte del mundo- dijo, sin apartar su mirada de mi.
-Callate- me quejé, ruborizada.
El rió y se sentó en la cama, antes de reparar en otro detalle.
-No tienes...- murmuró asombrado.
-No, no tenemos vello. Las Diosas creían que era poco práctico- comenté, demasiado preocupada en otros detalles en vez de preocuparme por los Dioses.
El chico se sonrió con sorna y se apartó un instante. Cuando sus manos se dirigieron a su boxer, lo detuve.
-Recuéstate- pedí, tomando valor.
El chico se ruborizó y asintió, recostándose boca arriba en la cama.
Me senté a su lado y sonreí, nerviosa, me mordí el labio inferior y me eché el cabello a un lado.
Con la punta de mis dedos, recorrí su piel. Era demasiado suave y caliente. No apartaba su mirada de mi, y, con solo mirarme de esa forma, podía morir de felicidad. El brillo en sus ojos me demostraba todo lo que no se atrevía a decir.
Mis dedos siguieron su camino bajo su ombligo. Su cuerpo se tensó completamente y más aún, cuando rocé el bulto.
Inhaló hondo, con las mejillas rojas.
No pude evitar esbozar una sonrisa.
Con mis uñas, rompí la tela y descubrí su miembro, al verlo, otra corriente bajó por mi vientre.
Lo tomé entre mis dedos, demasiado nerviosa, temblando, pero, a su vez, demasiado curiosa como para no hacerlo. En ese instante de silencio, me percate también de mi agitada respiración al momento de subir y bajar mi mano, en un lento vaivén.
-Mngh-
Al oír aquel pequeño sonido de su parte, me sentí poderosa. Lo tomé entre mis manos y continué con el vaivén. El notar al chico revolverse extasiado bajo mis caricias, estaba poniéndome a mil por hora.
Sin poder aguantarlo más. Acerqué mi rostro y dí un beso en la punta, él se revolvió nervioso una vez más.
-¿Quieres que de verdad te de una razón para revolverte?- pregunté.
Al no ver respuesta y tan solo una mirada suplicante, me aventure, así como él lo había hecho conmigo. Lo sostuve entre mis manos y pasé la lengua por la punta, justo en el orificio, y, tras esto, aprisioné únicamente la coronilla entre mis labios, succionando.
Como era de esperarse, abrió las piernas y se removió bajo mis manos.
Me mantuve succionando unos segundos, antes de apartarme, antes de que todo terminara allí...
-¿Ya te dije que eres un peligro?- preguntó dando bocanadas de aire.
-Y aún tengo muchas cosas en mente, pero, no se si podré aguantarme mucho más. Asi que, te toca- le sonreí y sin mas, me tomó entre sus brazos y giramos en la cama, él sobre mi.
Sin apartar mi mirada de la suya, ahora con más confianza, arrastré apenas mis uñas por su espalda.
Confianza... todo se trataba de confianza...
Se colocó entre mis piernas...
Si, confianza, confiaba en él pero, no en mi misma. Apreté las piernas contra sus muslos y él se sonrió.
-¿Sabes lo adorable que te ves cuando haces eso?- preguntó, antes de inclinarse hacia mi una vez más, rozando nuestras narices.
Negué levemente y, tras ver su sonrisa, me besó en los labios, se forma casta pero segura.
-Me encantas, _____________- murmuró, bajando su mano por mi vientre, centrándose en esa inexplorada parte de mi cuerpo -Dios... estas mojada, bastante-
Miré en otra dirección, roja carmín.
-Calla- dije antes de notar su pulgar en mi clítoris -Ay Dios...-
-Estamos a mano ahora- se sonrió una vez más, moviendo sus dedos en círculos.
Arquee la espalda, esta vez, notando mi piel erizarse. La carga química entre nosotros, era similar, a la de una bomba atómica. Nos conocíamos, eso, era completamente un hecho.
Sus dígitos se posaron en mi entrada y, sin esperar ni un segundo, comenzó a adentrarse.
Dolía, escocía un montón, pero, por alguna razón, era placentero.
Primero uno, luego dos, hasta llegar al tercer dedo moviéndose en mi interior. Mi respiración era agitada, mis mejillas estaban rojas y mis pezones duros, notaba su miembro rozarse algunas veces contra mis muslos, duro, caliente.
Me mordí los labios y cuando giró sus dedos, mi espalda se arqueó.
-Basta, basta, ya no lo soporto... haz algo o me vendré, por favor- pedí, con la mirada turbia.
Ví su sonrisa frente a mi.
-Como diga, Mi lady- dijo y se posicionó una vez más entre mis piernas.
Suspiré, hecha un manojo de nervios, aunque, Hae, se dió cuenta de ello, se sonrió...
-No te haré daño, lo prometo- dijo entrelazando su mano con la mía.
-Esa no es mi duda- respondí, antes de tragar saliva -Sé que, hoy, hoy nos anudaremos completamente... eso es lo que realmente me tiene de los nervios-
El chico me miró y se inclinó para besarme.
-Anudarnos es lo que más quiero en la vida, de verdad, nunca he deseado tanto nada como esto. Pero te advierto, a partir del primer momento, seré mucho más celoso de lo que soy normalmente- me sonrió de la forma más tranquilizadora.
-No tengo problema de pagar por mis pecados en la cama- respondió mi lado altivo. "Buena chica, ahora, vuelve completamente" pensé, aun roja, llamando a la chica de siempre, la demandante y autoritaria.
-Te tomaré la palabra entonces- susurró y noté como tomaba su miembro- Dame un segundo que debo ponerme un...-
-No es necesario...- dije, cada vez más roja.
-¿Pero... y si...- balbuceó.
-Es difícil que una vampiresa se embarace, es uno de nuestros tantos problemas- contesté y acerqué mis caderas a él.
El chico me miró a los ojos y se sonrió, tomó su miembro y lo acercó a mi entrada, haciendo círculos en ella.
Cerré los ojos, escuchando un instante nada más, el sonido de nuestras agitadas respiraciones. Pronto, noté poco a poco el dolor incrementar, intenté relajarme a toda costa, buscando la forma de superar la parte más difícil de todo el asunto.
Abrí los ojos una vez más y busqué su mirada, lo estaba preocupando. Le sonreí y él empujó sus caderas una vez más.
-Hazlo- dije y tras una mirada, empujó sus caderas la ultima vez.
Mi espalda se arqueó y tuve que aferrarme a las sábanas de la cama. Llevar mi virginidad intacta hasta los diez siglos de vida, fué un acto inhumano, aunque, más inhumano es el hecho de estar llevando todo el asunto de mil horrores.
Respiré hondo nuevamente, notando como se quedaba quieto, aún en mi interior.
-Joder...- dijo, en una mezcla de gemido y jadeo -Eres muy estrecha-
Sus palabras hicieron escocerme, un cosquilleo, muy pequeño, me recorrió el vientre.
-No es como en las Porno- dije y lo oí reir con ganas.
-No, es mucho mejor- contestó.
Soltó mis piernas y se deslizó sobre mi cuerpo, sin dejar de mirarnos ni un instante.
El lacerante dolor fué sustituído poco a poco por incomodidad.
Mis pechos se rozaban constantemente contra el suyo, sus labios me besaban el cuello, la clavícula, los hombros, los labios...
Llegó un punto de que tanta incomodidad me llevó a mover las caderas el circulos, llenando mi cuerpo de un lacerante placer.
-Muévete, por favor- pedí, como pude notando como se apoyaba en sus brazos y balanceaba la cadera.
Salía y entraba a mi cuerpo, con el más delicado de los vaivenes, no quería hacerme daño, me cuidaba a toda costa y, ese pensamiento, no solo me llevó a mover las caderas con un poco más de ritmo, sinó, que hizo mi corazon agitarse e invitar a mi cerebro tomarse unas vacaciones en Siberia.
Me mordí los labios y no aparté mi mirada de la suya, el chico se sonrió y un lujurioso y dulce brillo se paseó por sus labios.
Entre abrí los labios y a medida que avanzaba dentro de mi, notaba como se me hacía cada vez más dificil respirar.
-Ahh... Donghae...- gemí y noté su rostro acunarse en mi cuello -Creo que enloqueceré-
Oí una pequeña risa de su parte y tras esto, un gutural gemido. Me tomó por la cintura y me sentó sobre él.
-¿Te encanta verme encima de ti, no?- pregunté y volvió a reir.
-Es que me pones...- comentó y yo me ruboricé.
-Idiota- murmuré y lo sentí deslizarse en mi interior.
Llené mis pulmones de aire y subí y bajé sobre su falo, moviendome en circulos algunas veces. El cabalgarlo me enloquecía.
Miré su cuello y mis marcas, notando como se me hacía agua la boca.
-Te quiero- murmuré y ví por sus ojos pasar el más tierno de los brillos.
-Tambien te quiero- contestó moviendo tambien sus caderas.
Me dirigí a su cuello y, abriendo la boca, mordí.
-Ahhh- gimió aferrándose cada vez más a mi.
Las fresas no habían sido tan maravillosas antes, me encendían, me avivaban el fuego interno, me quemaban y me extasiaban de sobre manera. Moví las caderas más rápido que antes, buscando llegar al fin, al más dichoso de los instantes.
Nos coordinamos, cuando yo bajaba, él elevaba la cadera, llegando aún más hondo que antes, encontrando pronto, el lugar indicado.
-Ahhhh~ Ahi, es ahi~- gemí desclavando los colmillos de su piel y afirmando la punteria, dio una y otra vez en el mismo lugar.
Notaba la sangre deslizarse por la comisura de mis labios, bajar por mi cuello, entre mis pechos, siguiendo su camino hasta mi bajo vientre.
Su mano subió por mi espalda, aferrandose en mi cabello.
-Si, ahh~- balbucee y oí el indecente sonido de nuestros cuerpos chocando una y otra vez.
-_______________- gimió -Me-me voy a correr...- advirtió y arrañó mi cintura.
-Hazlo, hazlo- gemí, notando mi límite más cerca que nunca.
Elevó sus caderas, dando unas cuantas feroces estocadas y noté como corría mi  cabello, clavando más pronto que tarde, sus colmillos en mi piel.
Y eso fué, el detonante, el sentirlo completamente dentro de mi, el sentirlo.
-¡Ahhhh~~~!- Gemí y noté como se corría en mi interior, llevandome consigo a la dicha, derrumbandome sobre él, apoyando mi frente en su hombro.
Un inentendible gemido resonó sobre mi piel y pronto, tras sasiarse, sacó los colmillos.
Agotados, cansados y satisfechos, no nos percatamos de nada hasta que, empezó a doler.
Tuve que morder su hombro para soportar el dolor.
Él se aferró a mi cintura, acercandome más.
-Escoce- se quejó.
La marca se estaba sellando, era como un hierro caliente sobre la piel, era lo que nos uniría por siempre.
Cuando dejó de doler, noté algo despertarse en mi dolor y me miré el pecho.
-Un candado...- murmuré y el se separó de mi, mirandose a si mismo.
-Una llave...- contestó antes de sonreirse...

Fin. Cap. 37!

kjashjdajshd Espero que les haya gustado~~~

<3

Gif Time:


Mila ^^~

No hay comentarios:

Publicar un comentario